Retornado y a mucha honra
Para los que me han hecho llegar sus comentarios (que agradezo, por supuesto), intrigados por la prolongada ausencia mía de este blog, les paso a describir en la que ando desde hace algún tiermpo: después de tres años y medio en Barcelona, donde me dediqué a cursar un doctorado en Literatura Comparada con claras filiaciones filosóficas y políticas, he decidido poner fin a la distancia con mi ciudad apocalíptica y siempre querida, y he decidido retornar. Así de simple, hermanos y amigos. He decidido volver a Caracas sin planes previos, sin cuadraturas del círculo, sin cálculos específicos ni garantías a mediano, y mucho menos largo plazo.
Me vine para Venezuela porque, entre otras cosas, entendí que la distancia y la experiencia extranjera despertaron en mí un apego irrefrenable, una de esas cosas que sólo el psicoanálisis puede explicar con precisión, y que tiene que ver con esos apasionamientos enseguecedores e irracionales a los cuales uno no debe desatender, porque después esas traiciones se terminan pagando con todas las de la Ley.
Movido por curiosidades enfermizas, por necesidades de empujar cosas e iniciativas en las que pueda relacionarme directamente y de manera "sincera", he decidido abandonar las Españas y busco ahora, por estos días, ajustar las lentes, dominar las impresiones, sopesar los relatos y las versiones.
Quiero aclararles enfáticamente que no pertenezco a ninguna estampida, que no me fui del país ni exiliado ni traumatizado. Que tampoco salí huyendo de nadie ni de nada, y tampoco me estaba enfriando en el Mediterráneo. Yo me fui a España en el 2002 buscando claves para comprender lo que ocurría en el país, me fui para tomar alguna distancia, deslocalizar mi posición y entrever algunas situaciones que se me estaban perdiendo dentro de las limitaciones periodísticas y las lógicas mediáticas. En el camino siento que gané muchas cosas, entre tantas la fabulosa experiencia de salirse de una matriz de opinión dada. Eso me permitió abrir el espacio y pensar con otras categorías y otro vocabulario el proceso complejo que está ocurriendo en Venezuela y en Latinoamérica en general.
En estos tiempos, uno no se devuelve a la tierra de origen sin un grado considerable de fe, sin una energía ciega capaz de hacerte sobreponer a las tensiones propias de los países periféricos, contrastantes y peligrosos. Es decir, en vez de colocar la fe en esa cosa llamada adaptación o integración al Primer Mundo (donde todo parece estar hecho) decidí ponerle fe al único lugar que en realidad siento mío, por más que el sentido de propiedad varíe con los desplazamientos, las distancias y las invasiones de los otros. Aquí les vendo una del filósofo francés recientemente fallecido, Jacques Derrida: "sólo hablamos una lengua, y resulta que esa lengua no es la nuestra". Es decir, retorno convencido de algo, y aún no sé de qué. Eso confirma una máxima que he venido desarrollando en este blog sobre la política: la importancia fundamental de un acto estriba en que abre un espacio, genera un marco que después hay que llenar con discursos y contenidos. He abierto, pues, un nuevo frente, y ese frente se llama Caracas...
No se confundan: este mensaje no es para poner condiciones sobre nada. No vine a hacerle un test de tolerancia ni a la revolución ni a la oposición. No tengo, a estas alturas de mi vida, vocación por ese personaje hegeliano del "alma bella", que trata de juzgar a los mortales desde su estratosférica posición. Vine para introducirme de lleno en la conflictividad nuestra, para contaminarme de opiniones y juicios, para seguir buscando respuestas y claves a las cosas que tienen sentido dentro de la turbulencia y los dogmatismos de estos tiempos, y sobretodo a despertar el debate en la medida de lo posible. Así que palante.
Este blog sigue abierto, señores, y empieza a calentarse en pleno año electoral. Buscaremos, como siempre, problematizar las posiciones dominantes y ofrecer una óptica "indoor" de la Venezuela del siglo XXI. Pronto podré darles una primera lectura en caliente de nuestra zona de conflicto... Y por supuesto, también les seguiré hablando de esa Europa en transición, atravesada por conflictos subterráneos y frontales, que también con el tiempo se hizo un poco mía, y de la cual siempre me atrevo a hablar sin pudor...
Me vine para Venezuela porque, entre otras cosas, entendí que la distancia y la experiencia extranjera despertaron en mí un apego irrefrenable, una de esas cosas que sólo el psicoanálisis puede explicar con precisión, y que tiene que ver con esos apasionamientos enseguecedores e irracionales a los cuales uno no debe desatender, porque después esas traiciones se terminan pagando con todas las de la Ley.
Movido por curiosidades enfermizas, por necesidades de empujar cosas e iniciativas en las que pueda relacionarme directamente y de manera "sincera", he decidido abandonar las Españas y busco ahora, por estos días, ajustar las lentes, dominar las impresiones, sopesar los relatos y las versiones.
Quiero aclararles enfáticamente que no pertenezco a ninguna estampida, que no me fui del país ni exiliado ni traumatizado. Que tampoco salí huyendo de nadie ni de nada, y tampoco me estaba enfriando en el Mediterráneo. Yo me fui a España en el 2002 buscando claves para comprender lo que ocurría en el país, me fui para tomar alguna distancia, deslocalizar mi posición y entrever algunas situaciones que se me estaban perdiendo dentro de las limitaciones periodísticas y las lógicas mediáticas. En el camino siento que gané muchas cosas, entre tantas la fabulosa experiencia de salirse de una matriz de opinión dada. Eso me permitió abrir el espacio y pensar con otras categorías y otro vocabulario el proceso complejo que está ocurriendo en Venezuela y en Latinoamérica en general.
En estos tiempos, uno no se devuelve a la tierra de origen sin un grado considerable de fe, sin una energía ciega capaz de hacerte sobreponer a las tensiones propias de los países periféricos, contrastantes y peligrosos. Es decir, en vez de colocar la fe en esa cosa llamada adaptación o integración al Primer Mundo (donde todo parece estar hecho) decidí ponerle fe al único lugar que en realidad siento mío, por más que el sentido de propiedad varíe con los desplazamientos, las distancias y las invasiones de los otros. Aquí les vendo una del filósofo francés recientemente fallecido, Jacques Derrida: "sólo hablamos una lengua, y resulta que esa lengua no es la nuestra". Es decir, retorno convencido de algo, y aún no sé de qué. Eso confirma una máxima que he venido desarrollando en este blog sobre la política: la importancia fundamental de un acto estriba en que abre un espacio, genera un marco que después hay que llenar con discursos y contenidos. He abierto, pues, un nuevo frente, y ese frente se llama Caracas...
No se confundan: este mensaje no es para poner condiciones sobre nada. No vine a hacerle un test de tolerancia ni a la revolución ni a la oposición. No tengo, a estas alturas de mi vida, vocación por ese personaje hegeliano del "alma bella", que trata de juzgar a los mortales desde su estratosférica posición. Vine para introducirme de lleno en la conflictividad nuestra, para contaminarme de opiniones y juicios, para seguir buscando respuestas y claves a las cosas que tienen sentido dentro de la turbulencia y los dogmatismos de estos tiempos, y sobretodo a despertar el debate en la medida de lo posible. Así que palante.
Este blog sigue abierto, señores, y empieza a calentarse en pleno año electoral. Buscaremos, como siempre, problematizar las posiciones dominantes y ofrecer una óptica "indoor" de la Venezuela del siglo XXI. Pronto podré darles una primera lectura en caliente de nuestra zona de conflicto... Y por supuesto, también les seguiré hablando de esa Europa en transición, atravesada por conflictos subterráneos y frontales, que también con el tiempo se hizo un poco mía, y de la cual siempre me atrevo a hablar sin pudor...
7 Comments:
¡Enhorabuena!
¿Cuándo anotamos un café por allí?
Pues yo sigo por aqui... Y sip, mucho que hacer con las próximas elecciones.
bueno yo sigo en madrid pensando en Ustedes
Chamo, ¿entonces no conseguiste chamba?
es que me acordé de Karina cuando regresó a Carcas desde Miami y dijo que extrañaba el Avila, y que bueno, que tampoco le pararon mucha bola.
Bueno, pero de pinga, en ti confiamos para los discursos alternativos que más allá de las matrices de opinión, nos expliquen lo del carajo que es este gobierno de gorilas, peor al estilo derridá, diciendo que no pero diciendo sí, o sea, en el centrico, que es una manera de tirar para dónde corra el viento.
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Ay, panita... En el Zulia acaban de inventar una agrupación para los que, como tú, aún no se han atrevido a salir del closet. Sácudete esas taras que tienes en la cabeza y aprende a escribir con tu nombre, que ya debes ser hombrecito, supongo.
Qué bien! bienvenido a caracas!...y si definitivamente qué mejor lugar y hora para estar en Venezuela que las elecciones 2006
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