Zona de conflicto

Venezuela, sociedad mediática y comunidad política. Antagonismos y atolladeros. Ciudad y utopía. Un espacio para cruzarse con los unos y con los otros...

11/28/2006


Un nuevo momento
para la imaginación política


Se cerró la campaña. Ambos candidatos convocaron, el fin de semana, a sendos actos multitudinarios en los lugares y los sitios que le han sido, simbólicamente, importantes en estos años. La oposición se apertrechó el sábado en la autopista, y creó una imagen abultada de multitud que rememoró los tiempos de las grandes movilizaciones, entre 2002 y 2004. El chavismo recurrió a la avenida Bolívar, la vía que le ha servido, en períodos más polarizados, para mostrar su verdadero caudal humano, y para desmontar la versión de que en el país había muy pocos rojos, rojitos. Ambas fuerzas, en definitiva, mostraron ante la televisión y ante la construcción mediática que se hizo alrededor de estos eventos, lo que son capaces de movilizar. El país, en este sentido, muestra sus límites y sus tareas políticas por venir. Tareas que son incansables, y que requieren de un ataque de imaginación política: refundir, remezclar, replantear esas multitudes aparentemente imposibles de juntar, en aras de crear una hegemonía más amplia, más contundente y más duradera. Más inclusiva.

Es el momento de sumar, no de restar. Esa es la lógica política que impera en los ciclos electorales. De allí que cada bando tenga que diversificar sus modos, sus mensajes, sus arengas. Si Rosales se cuidó por meses de no hacerle la escena a los radicales opositores, este sábado insistió en saludar públicamente a Patricia Poleo, adalid mediática de las fuerzas abstencionistas, y hablar en nombre de los exiliados y de los presos políticos, todos relacionados con el golpe de abril y el paro petrolero. Rosales asume, de esta manera, que en el afán de conseguir a las mayorías, tiene que hacer concesiones importantes con los sectores talibanes de la oposición. Hasta le hizo una loa a Globovisión por ser un canal imparcial, y por su lucha sostenida en estos años. Mensajes, todos, que generan un cortocircuito en el grueso de sus seguidores, y hablan de una oposición sin identidad sólida.

Con Chávez pasa exactamente igual. Ha tenido que sostener, una y otra vez, para no perder el eje de sus seguidores radicales, esa loa infatigable a la revolución cubana y a su caudillo eterno, Fidel Castro. Ha tenido que decir que aquí no hay cabida para otro proyecto político, y que la reelección indefinida va. Todos, puntos que para un chavista de la calle, moderado, sin grandes pasiones ideológicas, le parecen intimidantes y, cuanto menos, peligrosos. Entre ese mensaje y el de “aquí cabemos todos”, usado en el mismo discurso, se muestra también que el chavismo no es un ejército homogéneo, sino una suma de singularidades, de grupos sociales, de organizaciones con tenores y demandas diversas.


Los tonos de la campaña

No se confundan. El entusiasmo y efervescencia de los opositores en los actos de campaña, no puede compararse con los del chavismo. Hay quienes insisten, de manera maniquea, en esto: que la felicidad, la alegría, el entusiasmo son sentimientos que acompañan a los actos de Rosales, en cambio los de Chávez están hechos de clientelismo, obligatoriedad e imposición. Quien haya ido a las marchas del chavismo podrá constatar un entusiasmo y una efervescencia hacia el líder, nunca vista en la historia política venezolana. Pero hay matices que vale la pena distinguir. La oposición no se uniforma, es variada, está hecha de lazos livianos, efímeros, que son producto de una gran estrategia electoral que sacó del pesimismo y de la desmovilización a muchos sectores que compraron el abstencionismo entre 2004 y 2006. Su efervescencia, en este sentido, es expansiva, reaviva sentimientos y esperanzas que se habían dormido, y por ello esas multitudes emanan una energía entusiasta.

En cambio, en el chavismo se produce otra cosa. Es asombroso cómo en estos años se ha consolidado una fuerza política al mejor estilo de los años dorados de AD. Una fuerza que asume con orgullo un color, y una identidad política definida. No se confundan. En la avenida Bolívar no había caras de gente obligada. Había gente que ya se encuentra en otra fase política, muy distinta a la de la oposición: es una fase de organización, disciplina partidista y compromiso con un proyecto político dado, que a pesar de todos los errores cometidos, ya está bastante más definido y perfilado de lo que se encuentra el de la oposición. Así que no saquen las mismas cuentas que saca Globovisión: aquí hay dos multitudes desfasadas, con lógicas y dinámicas totalmente diferentes. Con un feeling radicalmente distinto.


Izquierda vs derecha. El momento populista

No sigamos en el estéril y anodino debate de hacer distinciones entre una izquierda ilustrada, culta, que come con cubiertos (y que apoya a Rosales), y otra izquierda bárbara, fanática y despeinada. Aquí, poco a poco, y bajo fuertes conflictos políticos, se ha venido perfilando un proyecto claramente de izquierda. Este proyecto puede resumirse en los siguientes términos:

1.-A partir de una posición deliberante, se produjo un debilitamiento moral y político del neoliberalismo y de sus formas de expresión (Rosales ha tenido que diseñar una campaña en tono populista para desmarcarse de las retóricas sifrinas y diferenciadoras del neoliberalismo, que imperaron en los años duros de la polarización), que han abierto el campo para la expresión, organización y crecimiento de otras retóricas y de otros actores sociales y políticos, que se agrupan alrededor del chavismo. El debilitamiento del neoliberalismo ha abierto el espacio para pensar el socialismo del siglo XXI, por más que la categoría nadie pueda definirla hoy claramente.

2.-Este debilitamiento moral y político ha venido acompañado de la reconstrucción de la figura del Estado, y de su papel fundamental en la redistribución de la renta, o en la visión de que los verdaderos avances sociales y económicos sólo son posibles si acortamos las distancias de la desigualdad. Así que el tema no es sólo de inclusión y oportunidades, es también de justicia y reducción de la desigualdad entre unos y otros.

3.-Desprivatización del sector público. Una recuperación de la visión de que privatizar puede que traiga beneficios inmediatos, pero arrastra en lo sucesivo problemas de gobernabilidad muy serios, al hacer que nadie, ninguna institución política, pueda contener las diferencias, las exclusiones y las demandas de la gente. Por eso, las empresas privadas han tenido que introducir el término de “responsabilidad social”, para llenar un espacio, un hueco, que nadie quería asumir. La inversión social, por más defectuosa que haya sido, es la más cuantiosa que se ha dado en los últimos 20 años.

4.-Una nueva política tributaria, hecha en función de reducir las ganancias de los que más tienen. El tan ansiado y nunca resuelto tema del cobro de impuestos parece haber agarrado un nuevo aliento en estos años.

5.-Una política petrolera en función de las numerosas deudas sociales, especialmente en el área de la educación y la salud.

La derecha ha tenido que recurrir a un viraje muy interesante de su retórica, e insistir en ofertas que ya se encuentran muy posicionadas en el imaginario colectivo, especialmente el popular: como el de las misiones y el de la tarjeta mi Negra, que sólo surge dentro del contexto de la creación de bancos comunales y de la posibilidad de que se transfieran, definitivamente, los recursos del Estado a los sectores pobres. Sin embargo, no se sabe aún cómo Rosales se ubica con respecto a estos puntos que la izquierda ha impuesto en el debate público: ¿hay que reducir el Estado?, ¿hay que privatizar Pdvsa? ¿Hay que recuperar como valor el mercado y el libre comercio? Esas son ideas que andan hibernando dentro de la retórica populista que impera en la oposición.

En el gran momento populista que vivimos –es el recurso retórico que manejan ambos sectores para encantar a las masas y mantener las esperanzas de las multitudes en alto- por lo menos puede decirse que en 8 años de chavismo, se ha venido definiendo una agenda política (a pesar de la ineficiencia, el sectarismo y la adulación fácil). En esta campaña, la oposición ha pasado por debajo de la mesa sus radicales diferencias con respecto a esta agenda política.

Más que nunca, este 3 de diciembre será la confirmación de dos visiones, de dos agendas y de dos maneras de encarar el futuro. Después del 3-D, volverá la necesidad de crear nuevos modos, nuevos puentes, nuevas maneras de garantizar que las diferencias no sean irreconciliables. Después del 3-D, vendrá un nuevo momento para la imaginación política, para crear una estrategia de reconciliación, de interpretación y aceptación de los otros, que ayude a establecer metas y consensos más duraderos en la Venezuela del siglo XXI. Veremos…

18 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Tu "análisis no puede ser más sesgado y maniqueo:

Definición de la oposición:
"una oposición sin identidad sólida"

Definición del chavismo
"el chavismo no es un ejército homogéneo, sino una suma de singularidades, de grupos sociales, de organizaciones con tenores y demandas diversas."

Déjate de filosofías baratas y asume tu barranco. Eres como Duque pero pasado por Derrida y Zezik y sin la bárbara pantallería del "digo groserías porque me da la gana y soy del pueblo", cuando en realidad todo el mundo sabe que él es así por su corta formación, no por ser humilde. Es la soberbia lo que lo empuja a hacerse el vulgar.
Si sigues así, te vas a ir convirtiendo en uno de esos "intelectuales del régimen", que cree que tiene independencia de pensamiento. Yo te aviso, chirulí.

6:49 a. m.  
Blogger hectorpal said...

Justo lo contrario, el articulo es temerariamente balanceado.

Ambos "bandos" son fragmentarios. La unica manera de no darse cuenta es estar metido a fondo en uno de los sectores más extremos de algún bando donde, entonces si, la visión es maniquea.

La pregunta es que fue, querido anónimo, lo que te molesto más, si acusar a la oposición de fragmentaria, o al chavismo.

gracias Bujanda, muchas gracias.

4:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Héctor,
Eres un piquito de oro. Es difícil rebatir planteamientos tan bien argumentados. Cuando eso me ocurre con un paciente, dejo de prestarle atención al contenido de la historia y me concentro en la emoción que me suscita su gestualidad, el tono de la voz, la energía que invierte en la expresión. Es una técnica que se usa para que los pacientes con tendencia a intelectualizar no te hipnoticen con relatos muy elaborados donde escudan sus conflictos.
Aunque no puedo verte, releí varias veces tu texto de esta semana para tratar de captar qué había detrás de tanta palabrería. Mi pálpito, como se dice popularmente, es que haces un esfuerzo supremo por mantener una posición equilibrada que termina por disociarte. Pensar que después de las elecciones “vendrá un nuevo momento para la imaginación política” es una fantasía que no tiene asidero en la Venezuela actual. Es imposible reconciliarse con el otro desde la imposición, es imposible aceptar al otro desde el menosprecio, y eso es exactamente lo que han hecho ambos candidatos.
Desde mi posición absolutamente sesgada creo que Chávez es incapaz de hacerlo. Rosales, no lo sé.
Cuando percibes al chavismo como un grupo de venezolanos que ha avanzado hacia una fase de organización con “disciplina partidista y compromiso con un proyecto político”, pareces no percatarte de que gran parte de la fuerza del movimiento se basa en la adoración a Chávez. El psiquiatra Anthony Storr analiza en su libro Feet of Clay (Pies de barro) el fenómeno de los gurus y llega a la temible conclusión de que el denominador común de los líderes más carismáticos es que son personas con grandes conflictos internos. “Su poder impresionante y persuasivo es producto de su grandiosa convicción en su importancia personal. Necesitan dominar para confirmar su propio estatus”. Insiste en que los líderes potencialmente peligrosos son los autoritarios con una gran capacidad para la oratoria. “Los individuos extremadamente autoritarios que dividen al mundo entre nosotros y ellos, quienes predican que sólo hay un camino, o quienes creen que están rodeados de enemigos, deben ser evitados con particularidad”.
Por eso necesariamente me distancio del uniforme, de las adhesiones partidistas y de seguir ciegamente a un líder. Prefiero ubicarme dentro de lo que llamas los lazos livianos y efímeros de la oposición. Mis amigos son los que me dan espacio para respirar, los que me dejan pensar, los que puedo pasar años sin ver y aún profesarles un inquebrantable afecto.
Desde ese cariño te digo que estás montado en un pedestal teórico que te impide apreciar los peligros de un autoritarismo aupado por las masas y que en esa Venezuela no hay lugar para el consenso.
Voto desde las elecciones del Gocho en el 88 y nunca he pegado una. Es obvio que no comparto el criterio de la mayoría y no tengo mucha esperanza de que en el futuro cercano cambie mi suerte.
Mariángela


"Los hombres más sabios siguen su propia dirección
Y no escuchan a los profetas que los guían
Nadie excepto los tontos cree en los oráculos,
Renegando de su propio juicio. Aquellos que saben,
Saben que esos hombres sólo vienen a sufrir."
(traducción chimba de Eurípides)

3:53 p. m.  
Blogger Héctor Bujanda said...

Tienes, razón, Mariángela, puede que sea una fantasía de mi parte pensar que pasamos por un momento donde necesitamos renovados ataques de imaginación política, con miras a crear una nueva hegemonía, más amplia, duradera e inclusiva en el tiempo. Es obvio: es un deseo y una aspiración personal. Pero te aclaro que la política, sin esas fantasías, prácticamente no serviría para nada, y cada quien respiraría tranquilo en su casa, aislado en su burbuja doméstica.

De hecho, si te fijas bien en el fenómeno, sabrás que hasta hace seis meses la oposición estaba absolutamente desmovilizada, perdida en el desánimo y la impotencia. Unos acuerdos, unas maniobras políticas específicas –en el buen sentido del término– produjeron la figura del candidato único. La figura del líder, necesaria para la movilización, para soldar emociones, para articular un discurso y una guía para la acción. Lo que han dicho gente como Fernando Savater es que no hay manera de salir de Chávez hasta que la oposición no construya un liderazgo sólido, alternativo. En este sentido, a pesar de que en la masa espontánea opositora existen puntos en común (la defensa de la propiedad, de las libertades individuales, el derecho a mantener las aspiraciones ligadas al consumo), también hay muchos puntos que la dividen por dentro. No hay que escandalizarse por eso. También ocurre dentro del chavismo. ¿Qué es al final lo que hace que tantas diversidades se agrupen, luchen por demandas específicas, asuman una identidad en nombre de un colectivo? Son necesarios algunos contenidos, desde luego, pero sobretodo es necesario un liderazgo. Gente que asume por otros responsabilidades que nadie podría asumir, individualmente.

Fíjate que muchas teorías del campo sociopolítico han venido reivindicando el aporte psicoanalítico en este sentido. La identidad no es autónoma, el individuo no es autosuficiente, racionalmente capaz de ser dueño completo de sus propias decisiones. El individuo, por el contrario, opera y acciona por identificación con los otros. Freud, desde muy temprano, hablaba del narcisismo. Y recuerda también que Freud llevó la reflexión narcisista al tema de las masas, en su libro Psicología de las masas, donde establece que el lazo social es libidinal, es decir, el sujeto vive desarrollando y explorando deseos que no logra capturar, y que identifica en los otros como un objeto. Aunque parezca una redundancia, vale la pena insistir: si el lazo social es libidinal, también lo es el lazo político.
De allí se desprende el tema y la reflexión del papel que juega el líder, como garante de unos deseos, de unas ilusiones colectivas. Sin embargo, el rol del líder en la aglutinación de la gente tiene fases y momentos, y uno espera que se produzcan nuevas formas de sociedad que no conduzcan a la clásica visión freudiana que se encuentra descrita en Tótem y Tabú, donde el ciclo fatal de la colectividad es seguir a un padre, y una vez que ese padre deja de funcionar como elemento de identificación, se le procede a matar. Ciclo fatal, cruel y sangriento, sin duda.

Vale la pena aclarar: la meditación de Freud no es para nada mecanicista y vulgar. Lo que ha sido usado por cierta gente para tipificar el rostro de los liderazgos totalitarios, debe ser matizado con los mismos argumentos de Freud: las sociedades tienen una especie de dinámica ambivalente: cuando ésta no ha salido de su dimensión narcisista, tiende a la búsqueda de un líder, a delegar en él todo su potencial y sus particularidades. Pero hay momentos en que la gente, por cierta madurez psíquica (que en política significa trabajo colectivo, expansión de espacios, creación de instituciones sólidas, aumento de responsabilidades y de un trabajo social que propicia otras referencias y otros liderazgos) quiere que el líder sea, tan sólo, uno de ellos. Uno igual que ellos, ni más ni menos.

Por acá estuvo un filósofo argentino, Ernesto Laclau, que ha extrapolado estas categorías freudianas para hablar de los procesos sociales. Y Laclau establece que, en momentos de crisis y derrumbe institucional, como ocurrió en Venezuela a lo largo de los años 90, las sociedades se hacen opacas y empiezan a diferir sus demandas particulares e individuales, para articular demandas colectivas, políticas, más amplias y abstractas. Ese proceso es de equivalencia, donde un tipo de líder, un color o un discurso dado, terminan ocupando un puesto protagónico que aglutina a la gente.

En cambio, en las sociedades más estables, insitucionalmente más viables, las dinámicas tienden a particularizarse: cada quien busca satisfacer sus demandas específicas. Ese es el momento de las diferencias.

En Venezuela vivimos tiempos en que, por un lado, hay unas dinámicas de equivalencia muy sólidas, que cierran filas con Chávez. Y hay, por otro lado, una dinámica diferenciadora, en la que la oposición no quiere parecerse en nada a algo que suene a homogéneo, a comunitario, a grupal, a chavista. Esas dinámicas, vuelvo a decirlo, no operan de manera uniforme, hay muchas tendencias internas moviéndose: son fragmentos que se unen por una determinada contingencia, o un deseo. Parte del conflicto nuestro radica en el choque de estas dinámicas de equivalencia y diferencia.

Sin embargo, las sociedades también avanzan, y hoy tenemos más personalidad dentro del chavismo de base, más organización, más capacidad de autonomía, que la que se tenía hace ocho años. En definitiva: más poder.

Igualmente, ya empiezan a expresarse matices importantes dentro de la oposición, y que dieron cabida a una campaña más inclusiva, que gira alrededor de consignas como Mi Negra, y en general sobre la repartición más justa de la renta petrolera.

En ese sentido, Mariángela, creo que no estamos tan mal como para aspirar a una fantasía:

1.-La sociedad empieza a entender que la pobreza será protagónica en su destino político, y que será ella la que construya la mayoría para avanzar en los cambios que se necesitan.

2.-Que las soluciones a esta coyuntura serán políticas, y no extra constitucionales. Y que se trata de insistir en los liderazgos y los contenidos.

3.-Que se necesita un liderazgo firme, que pueda seguir cohesionando a las masas en la calle, y no en los estudios de televisión.

4.-Que no hay manera de avanzar, sin reconocer que los otros existieron, existen y existirán. Y que en momentos de álgida polarización, es necesario hacer que las fronteras de una identidad política se hagan más porosas, más promiscuas, en pro de amp`liar las bases de apoyo.

Gracias, Mariángela, por esa lectura tan acuciosa de este texto, y por tentarme a elaborar y perfilar mejor mi fantasía

5:25 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Héctor, desde hace varios meses vienes pegado con la palabra "hegemonía". La leíste por ahí, en uno de esos manualitos con los que tratas de intelectualizar tu chavismo abierto. Cada vez da más caspa leer en tus textos la palabra hegemonía, porque con ella pretendes poner un dedo en frente del sol del autoritarismo y el totalitarismo blando.

PD: saliste simpático en la revista Estampas, con el avioncito de Air Europa. La sonrisa del chavismo con real.

5:28 p. m.  
Blogger Alexis Correia said...

Héctor dice:

"en la masa espontánea opositora existen puntos en común (la defensa de la propiedad, de las libertades individuales, el derecho a mantener las aspiraciones ligadas al consumo)"

Yo pienso:

Podríamos correr el peligro de caer en el reduccionismo de Globovisión y cierta oposición que dice: "Los de la marcha rojo rojita los llevaron en autobús, los llevaron obligados". Me cosnta que muy poca gente de la que vi el domingo en la avenida Baralt tenía cara de obligado. Tengamos el mismo cuidado para analizar lo que se siente del otro lado.

Quizás el sentimiento de oposición, con toda su desarticulación y su ausencia de identidad, podría pasar por muchos otros elementos distintos a la aspiración al consumo, la propiedad privada o las libertades individuales. De hecho, la aspiración al consumo parece hoy algo unánime y universal, sin tolda ni color.

Pero en fin. Cada vez que escribo algo en este blog paso luego tres o más días acerca de mis propios errores y mis propias distorsiones.

6:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola a todos,
Antes que nada quiero aclarar una cosa. Estoy en desacuerdo con las opiniones del primer anónimo. No me parece que tenga que agredir o insultar a Hector. Puede que tenga razón en algunos punto, pero me parece que no logra nada descalificando. Ademas, Bujanda es mas lector de Laclau que de Derrida y de Zizek.
Por otro lado, me parece interesante la discusión entre Mariangélica y Hector. Sin embargo creo que Hector presupone que lo político está sólo encauzado a la labor libinal, y a su capacidad de crear mitor e imaginarios. Creo que eso es un error creciente de la izquierda europea reciente. No en balde cita a Laclau, quien ha sido uno de los más refinados ideólogos del populismo (y a mi parcer del protofascismo que se puede esconder en él). El problema obedece al tipo de imaginario que se quiera despertar y a la manera como se hace.
Es verdad que en momentos de crisis en sociedades como las nuestras a veces puede ser necesario (aunque incluso esto es verdaderamente discutible) la figura de un líder y un discurso unitario para armar el tejido fragmentado de lo social. Pero hay que pensar que eso podría ser aceptable en momentos de crisis, como sucedió en Venezuela el 27 de febrero, y no cuando ya se configura un poder, como sucede en estos dos últimos anos con el chavismo.
Hector mismo sabe el dilema que hay cuando cita a Freud ( me imagino que Laclau también lo sabe cuando lo ha hecho en la conferencia a que se refiere Hector). Me parece extrano, sin embargo, que ambos mantengan la duda aun despues de ocho anos de Chavez en el poder y con todas las instituciones bajo su control. Personalmente creo, lo digo sobre todo en el caso de Laclau, que es una estrategia muy cómoda mantenerse bajo esta duda, y asignarle la cuota de responsabilidad del peligro de un liderazgo autoritario sólo a la oposicion por su incapacidad movilizadora.
Espero sin embargo que tenga razón Bujanda en su diagnóstico. Yo quisiera creer que tiene razón.

El hombre K

8:54 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

él mismo se ha nombrado: vive en un universo de libros con los que trata de justificar lo que está más claro que el agua: otro "intelectual más" enamorado de un líder.
Vive aislado en su cabeza.
Héctor Burbujanda debería llamarse, como él mismo vaticinó...

11:31 p. m.  
Blogger Alexis Correia said...

"Quiero creer, necesito creer", decían en la serie de TV Expedientes X. Se me vino a la mente luego de leer la última frase del Hombre K.

Ya que estamos en época de balance de la campaña (hoy salí a la calle y me sentí un poco mejor de ánimo, estaba todo más tranquilo, la vida sigue), quisiera hacer otras consideraciones.

1. Me causa ruido el tono con el que Hugo Chávez cierra su campaña. El tema de la reelección indefinidida (junto a comparaciones con España o Gran Bretaña, que son regímenes parlamentarios, no ultra-presidencialistas) y de que en 2007 empieza finalmente la revolución, "ahora sí", de verdad, verdad, a profundizar la vaina, pues, todo lo que ha habido hasta ahora en 8 años es juego de carritos. El eterno jueguito de la carta escondida. Hugo Chávez no es un ningún bobo. Lo de la reelección indefinida estoy seguro de que lo tiene pensado al menos desde 1974, por decir una fecha. Lo que pasa es que eso hay que meterlo con vaselina, como lo de las concesiones de los canales. Si el pueblo lo quiere 45 años, excelente, aunque Chávez también es un ser humano, que no se nos olvide. En algún momento se argumentará: "Pero bueno, si el pueblo quiere tanto a Chávez, para que coño vamos a hacer elecciones, eliminamos esa mierda y ya". También me pregunto: si el respaldo a Chávez entre la gente es tan firme, ¿por qué no enseñar todas las cartas y ya? ¿Por qué no ser honesto y exponer en qué consiste la profundización de la revolución que vendrá, con todas sus consecuencias? ¿Por qué siempre el jueguito del coco que viene, de la cartica escondida para más adelante? Porque es un gran estratega, sin duda. Viene la República Bolivariana y Socialista de Venezuela, habrá otro referendum que se volverá otro plebiscito alrededor del apellido de seis letras.

2. Creo que es la primera vez que se da esto desde 1998 (corríjanme): Chávez va a elecciones respaldado por el gran poder económico y mediático, Gustavo Cisneros incluido. Creo que Héctor le da demasiado peso a Globovisión, que se ha vuelto un factor comunicacional totalmente marginal en el ajedrez, no mucha gente llorará mañana por esa concesión. Agréguese a esto el poder militar (un golpe de Estado a Chávez es hoy una hipótesis absurda, hasta el Departamento de Estado y el super carismático y adorable Billy Brownfield se han quedado tranquilitos y de bajo perfil estos meses) y el control de los servicios de inteligencia, un elemento crucial que solemos ignorar en los análisis políticos, como bien nos recuerda Gordon Thomas.

Lo dijo Chávez en estos días en rueda de prensa: si la oposición gana, significa inestabilidad y fuga de capitales. Es totalmente cierto, hoy, la permanencia del chavismo es sinónimo de estabilidad financiera. Criticamos el imperialismo y el capitalismo, y el Gobierno se llena la boca con las cifras de aumento del consumo. Vaya paradoja, ya asomada semanas antes por Héctor. No introduzco juicios de valor, sólo pido tomar también a estos suprapoderes en cuenta en nuestros análisis. La ingenuidad no nos libera, la virginidad es un cáncer y hay que vacunarse.

3. Peco de ser tan cándido como los siete enanitos de Blancanieves. Quizás leo demasiado revisticas de National Geographic y El País Semanal. Pero me angustia que no haya habido ni una palabra para el tema ambiental en nuestra campaña. No es un tema de moda en una república petrolera. ¿El calentamiento global? Eso está solo en la película de Al Gore, chico, puro invento gringo. Escuchamos críticas a la superpotencia por estar cambiando el clima mundial, pero nosotros aquí seguimos en el mismo tren de consumo desenfrenado. Nadie dice nada de las reservas de agua, de la búsqueda de nuevas alternativas de energía, de diversificación de la economía, de la desconcentración de Caracas sin descoñetar ecológicamente a otras regiones del país, del control de la población, del estado en que quedará la superficie por encima de fulana franja petrolífera de Oriente luego de que le saquen hasta la médula. En estos días quedé pasmado al oír al ministro de energía diciendo: "Tranquilos, queda petróleo como para 50 años más". Ajá, hermanito, ¿y tus bisnietos?

4. Seguimos ante un problema grave de negación del otro que no creo que se resolverá con las elecciones. Si la oposición no va a las elecciones, es golpista. Si va a elecciones, sigue siendo golpista y conspiradora. Rosales no existe, no merece ni ser nombrado, es un currutaco, candidatico papilla. La oposición tampoco existe, sólo Bush, que también ya viene en franco declive (¿quién será el próximo gran enemigo, Hillary??). Con la oposición jugaremos rojo, se agacha y me la cojo, y después le haremos piragua, lo mismo debajo del agua. Vuelvo a ser ingenuo, pero ojalá regresemos algún día a un país de caballeros, de un mínimo de diálogo y civilidad entre los adversos. Es cierto, la oposición se retiró en las elecciones parlamentarias de 2005, pero también es bueno que recordemos que el oficialismo había cerrado antes todas las posibilidades mínimas de convivencia con el Otro dentro de esa institución, a través de numerosas arbitrariedades.

Paz para todos.

7:03 p. m.  
Blogger Alexis Correia said...

Coño Héctor, y dónde está tu texto post elecciones??? No nos jodas, así pierdes lectoría y credibilidad. Queremos tu análisis, pana. No te nos pierdas, no te nos vayas.

4:19 p. m.  
Blogger Mikele said...

Verga pana, es el mejor artículo que he leído en mucho tiempo en la blogsfera. Con mis diferencias, considero que es muy bueno y honesto.

Lástima que lo lei después de la elección.

Saludos y mis felicitaciones

5:32 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Uh ah, Bujanda no se va.
Uh ah, Bujanda no se va.
Muy bien pana, vergatario. Eres de los nuestros. Tú pones en palabras bonitas el sentimiento de ese pueblo que sabe que el pueblo es Dios y que Chávez es el pueblo.

7:31 p. m.  
Anonymous buy lovegra online said...

You really have a awesome blog. Its great to see that u are sharing a lot of information with people like us. Keep it up.

Regards
sharon baker, NY

8:09 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

clips de bankinter carlos ruíz- jarabo colomer

9:37 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

carlos ruiz jarabo colomer clips de bankinter

9:37 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

"carlos ruiz jarabo colomer" "clips de bankinter"

9:38 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿qué tal dormirá?

8:14 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

oscar campillo (marca).....¿anda huidizo y escurridizo?

12:38 a. m.  

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